Debería estar profesando
votos, promesas de amor,
y sin embargo
aquí me hallo
preguntándome
por qué ese ser supremo
me ha dado
este magnífico regalo
que es tu amor.
Y deberían
existir en mi interior
las palabras
que expresasen
este amor
que se desborda.
Y sin embargo
me quedo observando
perpleja
esas sonrisas
que me hipnotizan
y acurrucan
mi alma
a menudo
desgastada
o herida.
Esos pedacitos
de amor y felicidad
que me regalas
y reflejan mi pupila
en tus miradas.
Y en ese momento,
en el que meramente
existimos
y el mundo se desvanece
para dejarnos
ser por completo
mi mano
te toca
intentando asir
la realidad
de este presente
que la vida
voluntariamente,
en su benevolencia,
nos ha otorgado.