miércoles, abril 30, 2008

Dostoyevski

Leyendo a Dostoyevski me he dado cuenta que mi hermano escribe como él. Mientras repasaba Noches Blancas, recordaba toda la ternura y soledad que componen los relatos de Álvaro.
Ese romanticismo platónico y explosivo. La necesidad de que otra persona mire y vea lo que existe dentro de uno. Una autodestrucción autista y ermitaña te sumergen en su mundo.
Personajes extraños, dulces, silenciosos, perdidos. Desconocidos entre la multitud que observan. Personas que encuentran la belleza en lugares solitarios e inhóspitos, en grietas que denotan el paso del tiempo. Sitios olvidados para la mayoría de nosotros. Desapercibidos para aquellos que siempre van con prisa.
Si lo pienso detenidamente son fotografías en blanco y negro de un mundo a color. Las palabras componen sensaciones que te transportan al mundo de los grises, de la tristeza, de la incomunicación. Bocetan para el que los lee la sensación de sentirse incomprendidos, de no terminar de entender la vida que bulle fuera. Su mundo interior juega dentro, los transforma y convierte el mundo en un lugar donde lo que a primera vista no considerarías hermoso, se vuelve tierno y te parte el alma.

sábado, abril 26, 2008

Para alguien especial que cumplió años ayer.

No eres perfecta, nunca aspiraste a la dicho estado.
Has intentado ser feliz, y a veces has fracasado.
Elegiste caminos que hasta mi te han traído.
A pesar de la vida nunca te has arrepentido.
Te miro y te veo hermosa por dentro y por fuera.
Como si tu presencia pudiese encender una hoguera.
Para mi tu nombre es sinónimo de hogar.
El lugar más cálido donde uno puede reposar.
Cuando el mundo va mal a tus brazos quiero volver.
El ciclo, en el que me creaste, empezar otra vez.
Como un bebé llorar hasta poder echar a andar.
Levantarme y gritar que te quiero a rabiar.
Que eres luz, candor, serenidad, amor y tierra.
Eres la madre naturaleza, que en casa me espera.
Sin ti yo habría abandonado más de una vez.
Tú, que comprendes, amas y cuidas mi ser.

martes, abril 22, 2008

Guerra.

Estrategias, religión y valores,
hermosas palabras,
de tu justicia los pilares;
llantos, sangre y temores,
horribles vocablos,
de tu egoísmo daños colaterales.

Estoy dentro de ti,
siendo cómplice de miles de masacres,
pero un día me levantaré arrepentido,
llorando las lágrimas de millones de madres,
y te pediré explicaciones,
y tu cabeza vendrá de seguido.

Ya no estaré ciego al dolor,
querré mirar a los ojos de aquel que agredí,
y pediré mi más sincero perdón,
por de mi comodidad no haber querido salir.

Me disculparé
por lo que no he hecho,
por no luchar por sus derechos,
y no haberme sentado, antes, a meditar,
hasta el momento en el que mi pecho
se ha puesto a gritar.

lunes, abril 14, 2008

Rendijas.

Mis pies se posan sobre el parqué. Andan desnudos lentamente. Seguros recorren la distancia hasta ti. Tu que duermes serenamente. Tu respiración se acompasa con mis movimientos para llegar a la cama. Siento el calor de la estufa sobre mi piel. Mi ser se hace mar pensando en llegar junto a ti. Reproduciendo despertarte entre besos y hacerte mío otra vez esta noche. Me atrapas mientras descansas, en la telaraña de sueños eróticos que se cuelan en mi mente. Y percibo el suelo bajo mis pies, es suave y traicionero. La leve brisa de la rendija de esa ventana que no cierra bien. Las sensaciones en mi dermis son claras y contundentes. Se vuelven caricias de amor involuntarias. Me erizan, me sofocan. Esta mezcla entre exterior helado e interior febril nubla mi mente.

Llego a la cama. Se acoplan a mis curvas las sábanas que te cubren. Acunan el deseo mientras se convierten en manos que cubren cada milímetro. Mi mano se posa en la tuya. Unión. Un manto que nos envuelve a los dos en esta ardiente y fría madrugada de invierno. Todavía quedan huellas en mi memoria perceptiva de mi escapada de esta jaula. Pistas que dormitan en el subconsciente de mi deseo. El susurro de tus inhalaciones se convierte en cantos de sirena que me llaman al placentero mundo de la inconsciencia.

Mis ojos te miran cansados. A punto de cerrarse para dormir. Se acercan alegremente hacia el lugar donde te escondes. Intentando compartir fantasías oníricas en las que ser tuya por la mañana. El peso de las mantas se convierte en el abrazo que me deja rendida. En paz me encuentro. En armonía con el universo y con tus sueños, con la muerte y mi deseo. Y noto la ternura de tu mano que ahora acoge mis dedos. Es lo último que siento. Duermo.

jueves, abril 10, 2008

Norma 127

Nunca le dirás a nadie: ni loca me iría a vivir contigo. Mucho menos si estas enfadado.

Explicaciones.

Hay momentos en los que uno pide explicaciones para justificarse, porque es necesario hacerlo. Existen otros en los que uno las pide para saberlo para la próxima vez. Tratar de poner excusas o rebatir en esta última ocasión puede hacer que nuestro interlocutor se mosqueé y acabe dándonos un rapapolvo que no nos merecemos, y con el que podemos o no estar de acuerdo. Normalmente has de dejar claro por qué las pides. Puede que si dejas claro que es para decir algo en tu defensa no te den la oportunidad.
Deberíamos de ser muy cuidadosos según en que situación nos encontremos. Si la decisión ya está tomada y exiges los motivos, has de tener en cuenta que intentar poner pegas normalmente irá en tu contra. No deberías arriesgarte a decir nada, o decir lo menos posible. O simplemente no pedirlas. También hay personas en este mundo a las que no se les da bien dar explicaciones. Tienes que valorar ante quién te encuentras.
Hay gente que necesita saber el por qué de los rechazos. Cómo cuando rompes con tu pareja o cuando te dicen que no en un trabajo. Normalmente, si eres observador, ya deberías saber el motivo. A veces te pilla por sorpresa, puedes preguntar, pero llega un momento en el que debes valorar si ahondar más va a ser mejor o peor para ti.

Asertividad.

No sé cómo ser una persona asertiva. Las pocas veces que lo intento me acaban diciendo que me paso con la otra persona. Esto me hace más insegura y mina mi autoestima, ya pequeña de por si (aunque a menudo no lo parezca).
Teníamos a un amigo en casa. Es un amigo al que queremos bastante y con el que se suponía que nos íbamos a ir a vivir. Le dije que mi casero me había reñido porque ya llevaba 3 días en casa. Aprovechando que me había puesto un poco borde, seguí y le dije que no me quería ir a vivir con él. He visto cosas que me han disgustado, lo siento. Vivir con alguien es difícil de por sí, y yo que no digo las cosas que me molestan más que a los íntimos. Además soy bastante exigente en algunos aspectos. Así pues lo llevo peor y me ando quejando por las esquinas.
Supongo que el problema vino cuando me pidió una explicación y se la di. Dicen que me pase. No sé que esperaban obtener de mi. Cuando me pongo seria soy mala. Por eso no me gusta enfadarme, ni ponerme seria. No consigo decir las cosas de buenas maneras y que la gente se dé cuenta de que me molestan. No mido mis palabras. Pensándolo friamente, no le dije cosas que no le hubiese dicho antes en otras conversaciones. Lo dije de manera diferente, más directa y con más reproche, pero recordando otros momentos de la semana, entre pitos y flautas ya había sentado las bases, sólo había que leer entre líneas. Todos somos egoístas, sólo nos conocemos a nosotros mismos, no me parece mal. Yo también lo soy y lo de ayer fue un claro ejemplo. Una vez lo he dicho ya me molesta menos, es como si el problema ya no fuese mio.
Entonces viene la otra parte. Se lo suelen tomar bastante mal. No soy buena escogiendo las palabras para reconfortar y soy bastante cruel en estas situaciones, aún sin quererlo. Quizá veo con claridad los talones de aquiles de la gente y aunque parezca que me ensaño, nada más lejos de la realidad. Simplemente soy sincera. Tal vez no sea por dentro tan buena, ni tenga mucha paciencia para según qué. Hay cosas que sé que me estresan mucho, porque me han educado con ellas y se han convertido en valores pilares en mi forma de pensar. No digo que sea justo, ni que esté bien, simplemente soy así.
Y en ese momento alguien me dice que me he pasado. No, perdona, he dicho las cosas de la única forma que sé. Incluso, probablemente me haya callado otras. Deberían de traer manuales sobre Qué decir si te piden explicaciones. Yo lo seguiría a pies juntillas.

miércoles, abril 09, 2008

Idealización vs amor.

Ayer en el curso tuvimos una discusión. Alguien argumentaba que se puede tener idealización sin amor. No estoy de acuerdo. Y no tengo muy claro cómo derivó a que se puede amar sin idealizar a la otra persona. Tampoco creo que esto sea cierto. La tesis principal de estos dos argumentos parece que es, que el amor es egoísta. Señores, despierten, todo en esta vida es egoísta. Porque al menos yo sólo estoy segura de que yo existo, el resto podríais ser creaciones de mi fantasía, aunque yo crea que sois reales. ¿Ciencia ficción? Pues vale.
Nota: por favor entendamos el amor de manera extensa, como sentimiento de cariño o afecto que se profesa hacia alguien. No tiene porque derivar en pareja, puede ser filial, fraternal...

Partamos de la segunda. La primera la analizaré otro día.

¿Se puede amar sin idealizar? Nosotros no amamos a otra persona, queremos a la idea que nosotros tenemos de esa persona. Idea es la palabra clave. Ensalzamos las cualidades de esa persona. Puede que veamos, o no, los defectos. Lo que es verdad es que no cuantificamos igual ambos, y por eso se producen amor y desamor. Esto produce que sea duro cuando nos falla. La traición cuando se espera amor es difícil de perdonar. Partes de la personalidad de ese individuo que están ahí desde el principio y a los cuales no hemos dado importancia se vuelven cruciales en el momento de la separación. Entonces, ¿cuántas veces no hemos escuchado el consabido, "pero si sabías desde el principio que era así"? Nos negamos a ver lo obvio. Idealizamos. Todos hemos dicho alguna vez, "conmigo será diferente". ¿Pero las personas cambian por ti? En ocasiones intentamos valorar lo negativo, ser conscientes. En cambio decimos "sé que tiene ese defecto, pero le quiero", lo que realmente estamos diciendo es que me aporta otras cosas, o estoy enganchado porque me da algo que sin él no puedo tener. Aunque ese algo sea proyección de nosotros mismos en la otra persona, y al final nos amemos a nosotros mismos.

En la sociedad del "Porque yo lo valgo", tampoco tengo muy claro que nos conformemos con algo inferior a la "perfección". Asumiendo que nadie es perfecto, buscamos aquello que se aproxime más, o que al menos, atenúe o complemente nuestra propia imperfección. Eso con suerte. Muchos de nosotros nos hemos criado frente a la televisión y tenemos unos referentes casi perfectos, al menos políticamente correctos. La vida se aleja bastante de ellos. Es fácil perdonarnos a nosotros mismos, o entender las excusas que ponemos cuando queremos disculparnos por haber actuado mal. No es tan sencillo cuando tenemos que hacerlo con otra persona. Demandamos en ellos lo que no nos pedimos cumplir a nosotros. Son tiempos difíciles para el amor y la concordia.

Se supone que con los años aprendemos y la forma de amar cambia. Recuerdo que en mi infancia y adolescencia quería que alguien fuese sólo para mi. Si bien es cierto que yo nunca he deseado ser en exclusiva de una persona. A pesar de necesitar a alguien para respirar, he necesitado más gente a mi alrededor. Hoy en día entiendo que las personas de mi alrededor quieren a otras. Lo he aceptado por tres motivos. No tengo tiempo suficiente para estar pendiente de todos ellos. Yo también quiero tener a otras personas en mi vida, sino me aburro. Sus valores positivos se multiplican y son mejores personas, por la interacción, me aportan más. Esto se traduce en que si ellos son más felices porque se sienten más completos, me quieren más y mejor. Los amo más y mejor. Mi idea de ellos se ensalza y mi cariño es más grande.

jueves, marzo 13, 2008

Cultura basura.

Ayer mi hermano me decía que mi crítica de cine es un poquito especial. A ver, que no es crítica. Que me gusta todo. Y que lo que no me gusta lo olvido y no lo pongo en el blog (es el que pone cine). No es cierto. Pero tiendo a escoger el tipo de cine que me gusta.
En cuanto a cine me he llevado muchas, muchísimas decepciones. Pero también es cierto que soy fácil de complacer. Álvaro dice que soy como Homer cuando empezó a ser crítico culinario. Si bien es cierto que hay cosas en las películas que no me gustan, existen otras que me hacen soñar. Y he visto mucho, mucho cine.
Yo no soy de grandes películas, ni novelas, ni cultura rimbombante. Me gusta La tregua de Mario Benedetti pero de vez en cuando me doy el capricho de leerme algo del estilo de Marian Keyes. Detesto El tunel de Sábato y nunca pude con Eco, así que nunca llegue a leer profundamente nada de él. En cambio Pearl S. Buck y Asimov me parecen de obligada lectura. Aborrezco con todas mis fuerzas El paciente inglés y no me mola nada La vida es Bella. Nunca intenteis que las vea otra vez, por favor. Tampoco me ofreceré a ver Ciudadano Kane o Requiém por un Sueño, que he tenido que ver un par de veces para mi desgracia. A pesar de que muchos digan que son lo mejor de lo mejor. En cambio películas podéis ponerme películas desde Winnie de Pooh hasta Shortbus, pasando por Qué bello es vivir, Adivina quién viene a cenar esta noche o Quo Vadis... que me gustarán. No me importa el color, el blanco y negro, si es de hace millones de años o actual. Soy así. Como decía el otro día el padre de Kukuxumusu puedo tomarme desde una lata de caviar a una fabada de lata, porque a todos somos eclécticos en nuestros gustos. (No estoy muy de acuerdo con la fabada de lata y el caviar poco, por favor, pero se ajusta a lo que digo).
Me encanta la Navidad. De hecho, me gusta el preludio a dicha fecha. Un mes antes. Por el mero hecho de que empiezan a poner telefilmes de esos espantosos en los que sabes lo que va a pasar, en los que todos son buenos o acaban siéndolo y todo es perfecto. Me encanta tumbarme en la cama con mi madre y verlos, yo, mientras ella intenta dormir. Me hacen creer en la humanidad, y lo que es más importante me hacen feliz.
La vida normalmente la complicamos y no es como en esas películas pero no me importa. Me gusta verlas y soñar con la utopía de un mundo mejor. A veces veo cosas más profundas o las leo, pero no siempre tengo un día profundo en el que me guste deprimirme o simplemente ver algo que me haga pensar. Hay días en los que me gusta descansar del mundo, de mi, de la tristeza, del trabajo... y disfrutar de un libro o una película en el que el mayor reto sea saber con qué chico va a terminar la protagonista.

lunes, marzo 10, 2008

Preguntar= cuidar?

Hay una cosa que me molesta soberanamente. La gente que piensa que con preguntarte algo está cuidando de ti. No, no es cierto.
Pongamos un ejemplo típico, si tu me preguntas:-¿Qué has comido?-
Primero estas asumiendo que no he comido bien. Segundo ya no soy una nena y tu no eres mi padre o madre. Prueba a en lugar de preguntarme hacerme la cena. O ignorar la situación porque a veces comemos mal todos. O intenta ver si es algo que se repite a menudo y entonces regaña. Si ha sido una vez realmente no tiene importancia. Probablemente haya comido mal y tú te lo estas oliendo. Pero no tiene sentido recriminarme por ello. No tengo un transtorno alimentario. Probablemente ese día no quería comer sola o he picado algo y se me ha ido el hambre o pueden haber pasado miles de cosas de las que en principio tras los 18 no tengo porque dar explicaciones, de cosas tan poco importantes. Y como este ejemplo seguro que existen miles que a vosotros os están pasando por la cabeza en este momento.
El mero hecho de preguntar es para que la mente del que pregunta se quede tranquila, bien ante la mentira, bien ante la constatación de que estaba equivocado, o bien ante la reprimenda al que no ha hecho eso que se supone tiene que hacer. Mira cuido de ti, te riño, me preocupo.
Es una cosa que me revienta y me pone de mal humor. Lo cual lleva a la consiguiente riña. Y te dices a ti mismo, ya soy mayor. A menudo ante estas situaciones que te indignan te sientes como un niño de 8 años diciéndole a su madre. -Mamá, pero ya soy mayor.- Y realmente eres mayor, y puedes saltarte una comida, no ducharte un día, olvidarte de algo... cualquier cosa de esas que moralmente son horrorosas, pero que todos hacemos, por perrería, por cinco minutos más en la cama o simplemente por hacer algo más interesante. En el fondo nadie sale perdiendo, si no es habitual.

viernes, marzo 07, 2008

Pulsiones.

Sólo sé escribir poemas en prosa. Nacen solos, se originan en la naturalidad de mis palabras. El ritmo lo marcan las notas de mi teclado. No sé escribir. Únicamente respondo a la necesidad inconsciente de volcar esta compulsión sobre las teclas de mi ordenador. No puedo dejar de pensar. Para la maquinaria que azota a mis oidos se me hace imposible. Yo escucho una voz en mi cabeza. Recita, incita, escribe poemas. Si ve en la calle una mujer hermosa alaba sus curvas, delimita sus encantos. Si mientras me ducho una idea con otra se asocia, es normal, es licito. No es otra cosa que mi cerebro narrando en prosa.
A veces me siento como la voz en off de una película intimista. Siguiendo secuencia a secuencia las acciones de mi personaje y explicándole mentalmente a la gente las motivaciones o las neuras que acompañan a mis movimientos en la pantalla. Esta especie de esquizofrenia me acompaña. Me consume, me alimenta.
Me gustaría tener un grabador de memeoria y reproducir tranquilamente algunos pensamientos, que no se queden perdidos mientras la vida sueña.

miércoles, marzo 05, 2008

Regularidad...

Yo podría decir sin ningún lugar a dudas que hora es por mis horarios en cuanto a temas orgánicos. Expondré algunos ejemplos. Tengo una hora de ir a dormir, esta es fija y se puede saber que hora es y cuánto hace que tenía que irme a dormir por las diferentes fases en por las que paso. A Jere la que le resulta más divertida es cuando digo "que suave estoy" a partir de ese momento no hay vuelta atrás, me quedan 5 minutos. Me empiezo a despertar 2 minutos antes de que suene el despertador. Voy al baño 4 veces al día, y casi siempre a la misma hora, si he comido algo que me ha sentado mal la cosa cambia un poco.

Mis rutinas son habituales. Con dos o tres días que repita una rutina, si no la cambio y no hago nada por impedirla, seguirá estando establecida de por vida. Incluso, cambiando larutina un par de días sólo necesito uno para volver a retomarla. Mi padre siempre dijo que yo era un relojito. Lo decía cuando era pequeña porque siempre me iba a dormir a la misma hora, pero lo clavaba. Mis rutinas son diurnas, porque yo soy diurna. Así que si me sacas hasta las 4 de la mañana estas rompiendo mi rutina. Me despertaré a las 8, a lo sumo a las 9, y estaré hecha polvo todo el día.

viernes, febrero 08, 2008

El mundo de fuera.

En Madrid todo el mundo ve famosos. Yo no. Puede que yo no los vea porque no me fijo. En el metro voy leyendo, por la calle voy a mi bola, y cuando quedamos con alguien hablo y estoy en mi momento (pum pum). Realmente me da igual, yo voy por Madrid como por Alicante en mi mundo de luz y de color. Después me quejo cuando la gente dice que soy feliz. Si realmente vivo en mi mente.
Ya he dicho alguna vez que yo no paro nunca de pensar, al menos y que yo sepa, mientras estoy despierta. Así que como voy pensando en mis cosas me enmimismo y no me fijo en el mundo. Resultado la gente tiene anécdotas de que ha visto a nosequien y a nosecuantos. Yo no tengo ese tipo de anécdotas. El otro día parece que vieron a Martina Klein en un chino o han visto a Sabina en el metro o se encontraron con el guapo de los hombres de paco en un concierto. Lo cierto es que no me importa, porque esas personas tienen su vida y yo no soy nadie para interrumpir su ocio. Un pequeño yo me dice que me gustaría haber visto a Sabina en el metro.
De todas maneras hay gente que es mejor no ver. Hoy donde hemos ido estaba Carmen Alcaide. En honor a la verdad yo no la he visto, pero más bien porque no la quería ver y no me he fijado. Zon7 la ha visto y dice, me bajo (el sitio tenía dos pisos) porque sino va a correr... el tomate, aggg.
Si hay que no ver a Sabina para no ver a Carmen, me parece bien. Yo seguiré en mi mundo. He vivido 26 años sin que me preocupe gente a la que no conozco y que tiene la vida solucionada, espero que Madrid no cambie eso.

martes, febrero 05, 2008

Fumar.

Ayer pasó una cosa a la que en principio no le di importancia. Realmente no es que sea importante, sino que es algo más o menos común. No me importa que la gente fume, de hecho me parece una barbaridad la ley antitabaco. Mi idea es que es mejor formar que prohibir. Pero hoy pensando he entendido para que tipo de personas se hizo esa ley.

Fuimos a un restaurante y nos preguntaron zona de fumador o de no fumador. Normalmente me trae sin cuidado. Aunque en sitios cerrados, y puestos a elegir, prefiero no fumador, por eso de que la ropa después te huele como un cenicero. Si vamos con gente que fuma me siento en fumador y sin problemas. El caso es que una persona de nuestro grupo respondió rápidamente: De fumador; solo fumo yo, pero... y algo que vino a significar el resto os aguantáis. Mis amigos habitualmente no fuman, yo no fumo, y he defendido en múltiples ocasiones a los fumadores que son tratados como leprosos. No tengo problemas con ninguno de los dos bandos. Ahora, si en un grupo de nueve personas sólo fuma una, por qué tenemos que fumar las otras ocho. No lo entiendo. La misma consideración que tengo yo con ellos, de al menos preguntar, de vez en cuando me gustaría que la tuviesen conmigo, aunque al final no me importe ir a zona de leprosos fumadores. No estoy criticando el hecho de fumar que es una decisión personal, pero sí el hecho de anteponerse a los demás y no respetar ni preguntar siquiera.

Lo cierto es que en la zona de fumadores sólo estábamos nosotros, y no estuvo mal, apartados de la marabunta, que no era mucha. Acabábamos de salir de un pub, bar o como queráis llamarlo, que me dejó la ropa oliendo a cenicero. Debo de reconocer que lo detesto, no me importa que se fume, pero por favor, vayamos a lugares que tengan un buen extractor o que por lo menos abran las ventanas cuando se llena de humo. Cuando quedó con estos amigos nuevos, procuro no ponerme ropa que acabe de lavar, sino cosas usadas. Aunque airees las cosas que han entrado en un lugar con humo siempre queda ese resto de olor, y te vas preguntando todo el día de donde viene ese olor y si serás tu.

miércoles, enero 09, 2008

Frases

Heaven or Hell is whatever you're thinking the seconds between your body dying and your brain dying.
El cielo o el infierno es cualquier cosa que pienses en los segundos entre la muerte de tu cuerpo y la muerte de tu cerebro.
A veces, lees frases que te apetece compartir, o que te llaman a gritos. Esta me ha gustado.

martes, enero 08, 2008

Reyes.

Los reyes de mi suegra me ha regalado unas botas de agua. La mayoría pensareis que es algo extraño que me hagan ilusión unas botas de lluvia. Pero, es que yo me he criado en Alicante. En Alicante no llueve. Bueno, si que llueve, pero cuando lo hace, no sales de casa, porque más que llover se inunda. Así que he podido saltar poco en los charcos tanto como me gustaría, y sólo recuerdo haber tenido unas botas de agua rosas cuando era pequeña. Ibamos bastante a Galicia y un año tuve unas botas de agua. No sé porque pero, me hacían mucha ilusión. Aunque soy de climas cálidos, la lluvia es algo que siempre ha ido conmigo. Quizás sea por la melancolía que a veces me inunda.
Así que me han comprado las botas de agua más raras que han encontrado. (No sé de donde habrán sacado la idea de que me gustan las cosas extrañas). Ahora que vivo en Madrid, tengo una excusa para llevarlas, porque en Madrid llueve más y hace más frío. Los reyes (otros) también se han acordado de dejarme unas orejeras, para que no coja más otitis ^^', y un paraguas para complementar el conjunto. Los reyes son supermajos y me están equipando para el invierno frío y duro de Madrid, que aún quedan Enero y Febrero que son los meses más duros. Aunque hoy hace un día estupendo.

En el momento que el otro crece, uno se asusta y comienza a cometer errores.

Me he estado fijando últimamente en los motivos básicos de las separaciones de parejas que llevan mucho tiempo juntas. Además parece que todo el mundo quiere recordarmelo. Hoy mismo mi hermano me pregunta, sin venir a cuento para mi ¿qué opinas de la familia tradicional? Ante tal pregunta me he quedado estupefacta y le he preguntado, ¿qué quieres decir con que qué opino? Y me dice, hemos estado discutiendo en clase sobre que la familia tradicional se está extinguiendo.
Mi principal tesis al respecto, avalado por las últimas batallas conyugales de las que he sido testigo, 3, es que uno de los dos crece. Ya no vivimos en una sociedad en la que eres mayor a los 30, vivimos en una sociedad en la que esa edad es el fin de la adolescencia. Puedes haberla conocido antes, y entonces hasta los 80 años (media de vida), son más de 50 años. Tienes que pasar más tiempo con la otra persona y eso hace que sea mucho más dificil el "y vivieron felices para siempre". Más tiempo supone más cambios, más cosas que puedes hacer con tu vida, más personas que puedes ser, más personas que pueden cambiar tu forma de pensar... más vida.
Si a esto añadimos otros dos factores determinantes como es que a lo largo de todo ese tiempo puede que uno de los dos cambie sus objetivos de vida, o lo que quiere para su futuro, y, el hecho de que ahora ganan dinero los dos tenemos las separaciones servidas en bandeja. ¿Para qué vas a aguantar si puedes estar mejor sin él o ella? Puedes mantenerlo como amigo pero sin objetivos comunes, el amor se vuelve una razón muy debil ante las batallas que se libran cada día, se desgasta, y acabará siendo tu amigo más que tu pareja. Le tienes cariño, pero puede que haya días en los que no recuerdes por qué te enamoraste de él o ella. Como amigo puede seguir su camino, puedes seguir queriéndolo y respetándolo. Como pareja te haría la vida imposible, y haría tus objetivos inalcanzables, acabarías frustrado. ¿Quién desea una vida de frustración? Frustración versus amor. Poca gente esta dispuesta a entregarse tanto a otra persona, a cambiar sus planes sobre la marcha por su compañero, a anteponer la felicidad de la pareja a la suya propia. Simplemente una de las dos cosas te llena más y normalmente te llena más lo que te permite crecer, lo que no te estanca. Si te acompañan en el camino del crecimiento genial, sino es una lástima pero lo dejarás en ese punto del tenedor en el que vuestros caminos se bifurcaron.
En 2 casos próximos, han pasado cosas parecidas. Ellas han abierto sus alas al mundo y ellos las han perdido. Uno de ellos ha crecido. Han crecido hacia un lugar en el que se sentían desarrolladas. La relación se ha visto afectada, porque no eran las mismas personas, y los roles han cambiado. Ellas tenían más poder, más control y pedían más, más comprensión, más compromiso, más igualdad, más reconocimiento, o simplemente se han metido en un terreno que no era el pactado. Ya no estaba tan claro quién proveia de qué, quién se encargaba de qué. Había que revisar y actualizar el contrato. Y lo que es más importante, el otro no acompañó en el crecimiento, dieron por sentado que ante las nuevas experiencias su pareja no cambiaría. No es tan simple, ni siquiera es cierto que siempre crezcan ellas. Lo que pasa es que esto desencadena comportamientos o actitudes que acaban con la pareja, con su equilibrio. Porque, seamos francos, esto por si sólo no rompe una pareja. Siempre acaban saliendo a la luz las inseguridades, los errores que todos cometemos por miedo y se acaba perdiendo a la pareja en algún lugar, volviendose esta un desconocido. Pero es un factor a tener en cuenta. En el momento que el otro crece, uno se asusta y comienza a cometer errores. En algunos casos errores imperdonables, que tienen justificaciones muy válidas. El resultado es que te sientes solo, a pesar de tener al lado a esa pareja que se supone que te quiere por y a pesar de tus imperfecciones, a aquel que te iba a acompañar todo el camino y servirte de bastón cuando lo necesitaras.
En el mundo de los negocios todo el mundo asume un contrato, cuando ese contrato se vuelve ineficiente ambas partes se sientan y renegocian o rompen el contrato. El problema viene porque en el amor, no es tan fácil sentarse y renegociarlo, o entenderlo como un contrato. Las emociones y los sentimientos habitualmente no dejan o no quieren ver lo que hay detrás de ellos. Y acaba disolviéndose la compañía, ante el desacuerdo de los socios.
Sólo es algo que he notado. Que nos pasa a todos y que todos intentamos que no nos pase. Pero la vida es muy dura y muy larga y necesitamos a un compañero que empuje con nosotros, no alguien a quien tengamos que arrastrar o que empuje en otra dirección.

domingo, diciembre 30, 2007

Depresión.

Si me tumbo y no me muevo puedo oír la lluvia aunque no llueva. Si me tumbo y no me muevo puedo llorar sin que una lágrima caiga por mi mejilla. Si me tumbo y no me muevo puedo dejar de existir por un instante. Si me acurruca bien pequeñita en mi cama ya no ocupo espacio. Si me acurruco bien pequeñita en mi cama el ruido de mi respiración ya no se oye. Si me acurruco bien pequeñita en mi cama no existe el mundo de fuera.
Si la tristeza se apodera de mi ánimo dejo de creer en el sol. Si la tristeza se apodera de mi ánimo ya no suenan las canciones que resuenan en mi pecho. Si la tristeza se apodera de mi ánimo mis manos ya no se mueven para acariciar tu pelo. Si la tristeza me hace un ovillo el corazón mi corazón ya no late. Si la tristeza me hace un ovillo el corazón mis venas ya no transportan la sangre. Si la tristeza me hace un ovillo el corazón ya no se mueve mi esternón.
Si...

viernes, diciembre 28, 2007

Para las mamis

Hace días que le doy vueltas a un poema, no es muy navideño pero es muy bonito y muy triste...

Ya era muy viejecita... Y un año y otro año
se fue quedando sola con su tiempo sin fin.
Sola con su sonrisa de que nada hace daño,
sola como una hermana mayor en su jardín.

Se fue quedando sola con los brazos abiertos,
que es como crucifican los hijos que se van,
con su suave manera de cruzar los cubiertos,
y aquel olor a limpio de sus batas de holán.

Déjenme recordarla con su vals en el piano,
como yéndose un poco con lo que se le fue;
y con qué pesadumbre se mira la mano
cuando le tintineaba su taza de café.

Se fue quedando sola, sola... sola en su mesa,
en su casita blanca y en su lento sillón;
y si alguien no conoce que soledad es esa,
no sabe cuánta muerte cabe en un corazón.

Y diré que en la tarde de aquel viernes con rosas,
en aquel "hasta pronto" que fue un adiós final,
aprendí que unas manos pueden ser mariposas,
dos mariposas tristes volando en su portal.

Sé que murió de noche. No quiero saber cuándo.
Nadie estaba con ella, nadie, cuando murió:
Ni su hijo Guillermo, ni su hijo Fernando,
ni el otro, el vagabundo sin patria, que soy yo.
Jose Ángel Buesa.