Tengo una amiga que cumplió años hace un par de días y ha tenido unas semanas, que digo semanas... un año duro. Creo que la "entrada en piscis", como dice otra amiga, está siendo difícil para mucha gente. Pero es la vida, tenemos que crecer. Valorar y ver lo que nos parece importante y lo que no. Estaría bien darnos cuenta de que el tiempo es limitado en nuestras vidas, decidir a quién se lo queremos dedicar y quién realmente se lo merece. Establecer niveles nos guste o no.
Mi hermano, un hombre sabio, me dijo el otro día que al final los que importan son esos que te quieren todos los días. Mi madre diría a los que quieres todos los días. No nos equivoquemos, no estoy diciendo que sólo quiera a tres personas o que mis profesores son más importantes que mi padre, porque les veo más. No creo que mis profesores me dediquen un pensamiento a diario. Al menos yo, no pienso en toda la gente que conozco todos los días. Aquí que cada uno saque sus propias conclusiones del conocimiento que mi hermano me transmite.
Siempre que reflexiono en esta dirección viene a mi mente que quien te quiere no te juzga. Mentira, sí que lo hacen, pero de una forma diferente. Lo importante, al final, es que lo que hagas sea para estar y/o ser mejor. Pueden opinar que te equivocas y te lo dirán, pero la frase siempre terminará, ¿pero, cómo estas tú?
Mi madre renuncia a pasar tiempo los fines de semana que bajo a Alicante, porque me quiere y sabe que eso me hace feliz. Lo que a ella le gustaría es encerrarme en casa todo el finde, abrazarme el viernes por la noche y no soltarme hasta el domingo. Tal vez sea más importante verme sonreír. Eso es amor, al menos el querer que yo entiendo. Es gracioso porque para pasar tiempo juntas a menudo hacemos sacrificios. Yo me subo con ella a pasar frío en su huerto que es uno de los mejores lugares del mundo y ella me lleva al mercadillo o me acompaña a hacer los recados pertinentes.
Este último periodo ha sido una toma de decisiones
muy duras, como decía nuestro amigo antropólogo, después de un gran periodo estable. Hasta cierto punto me ha enseñado cómo me ve la gente, y a quién le importa qué. Debo de decir que han sido pocos los que siento que han permanecido totalmente en pie. Tal vez era muy ingenua y había puesto muchas esperanzas; me da rabia que la vida dé la razón a los cínicos. También estoy convencida de que me he caído del pedestal en el que me habían puesto a mi. Sorpresa, soy un ser humano imperfecto, y me encanta.
No nos equivoquemos lo entiendo, todos tenemos nuestras vidas que son difíciles, complejas y nos dejan poco tiempo para los demás. La mía la primera, de hecho ahora cada vez tengo menos tiempo. Dicho así suena como mi pequeña venganza, yo lo hago para ser feliz. No tengo alma de mártir, ni suficiente espíritu de sacrificio.
Reconozco que con mi vida íntima comunico -comercio- poco y eso es un problema porque la gente juzga a menudo sin saber lo que tu no quieres, o no estas dispuesto a, contar; entoces es normal que piensen lo que piensan. A veces creo que doy una muy pobre visión de mi misma; ahí hay que trabajar, pero no sé si llegaremos a alguna parte con ello.
Una de las pocas personas que hizo las preguntas adecuadas y que se preocupó es esta amiga que cumplió años hace unos días. Ha aguantado llantos y llamadas telefónicas eternas porque hizo las preguntas adecuadas, que siempre acababan con ¿te va a hacer más feliz? Me encantaría regalarle un poco de tranquilidad para su vida y unas horas de sonrisas todos los días. Se lo ha ganado, así que ese es mi deseo para su cumpleaños.