El interno,
el que inunda
y ahoga al alma.
Mi llanto
se alimenta del miedo
de que no quieras venir.
Pánico a no ser suficiente…
Mi mente,
algo más racional
intenta convencer
a mi alma
de que luche,
de que no se deje
cubrir de lágrimas.
Es suficiente
ser quien somos,
si somos honestos.
Hacemos lo que sabemos.
Pero aparece
otra vez la herida
que supura
y quiebra el corazón;
y surge el llanto.
Mi mente
a veces sucumbe
al dolor del alma,
y se llena de canciones
que despiertan
el lamento.
Mi mente
a veces gana la batalla
y consigue que el alma
viva en el presente,
sin embargo queda en el fondo
un poso de melancolía,
porque tu no vienes.
